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En nuestra vida diaria estamos expuestos a las diferentes emociones que sentimos. Un problema familiar al empezar el día puede marcar por completo toda la jornada, al igual que un error laboral puede hacer que no disfrutemos de nuestro tiempo libre por la tarde y noche. Por ello, debemos desarrollar una inteligencia emocional positiva y férrea que nos permita abordar nuestras emociones.
La inteligencia emocional no es otra cosa que tener esa capacidad para controlar nuestras emociones y no dejar que influyan en nuestras decisiones o en nuestro estado de ánimo. Es normal sentir emociones, pero de nosotros depende darle la importancia justa y necesaria. No podemos darle un valor positivo o negativo, sino que hay que aceptar las emociones tal y como nos invaden.
En esta videolección, María José Pérez, especialista en Healthcare en Euroinnova, nos cuenta la importancia de la inteligencia emocional en el trabajo y nos acerca una serie de técnicas para controlar las emociones en el ámbito laboral. Es importante poner en práctica estas técnicas, ya que las emociones nos pueden alejar de nuestros objetivos laborales o pueden jugarnos una mala pasada.
No te pierdas esta videolección, ya que en ella se trata un tema importante, que está adquiriendo popularidad en los últimos tiempos. Cada vez más somos conscientes de lo relevante que es centrarse en lo que sentimos y en la forma en la que condicionan nuestros días.
En esta videolección te contará algunas cuestiones relacionadas con la inteligencia emocional aplicada al ámbito laboral y cómo abordar las emociones de tristeza, alegría o enfado que pueden surgir en el trabajo.
Las emociones se consideran algo básico del ser vivo, en cualquier situación están presentes. A raíz de un estímulo, tu cerebro interpreta la información y es capaz de ofrecer una respuesta de alegría, tristeza, enfado, preocupación, asco o miedo entre otras en función del contexto.
¿Sabes cuáles son sus funciones? ¿Para qué sirven las emociones? Son reacciones subjetivas al ambiente que van acompañadas de reacciones fisiológicas y que permiten analizar cómo puede repercutirnos un estímulo u otro valorando si es positivo, negativo, aversivo o debemos prepararnos para la huida. Por tanto, las emociones van asociadas a cada persona y a la interpretación que cada cual realiza de un estímulo o situación.
Unido a las emociones se encuentra el término de inteligencia emocional, que implica la interpretación de las emociones y el control que puedas tener de ellas en función del contexto y cómo puede influir tu reacción en el resto de las personas, es decir, la inteligencia emocional conlleva comprender, utilizar y controlar tus emociones.
Tener emociones es algo tan natural como la vida misma tanto que se ha normalizado y se da por hecho que cualquier persona sabe cómo controlarlas y aplicarlas en el día a día. Sin embargo, no siempre es así, ya que existen situaciones en las que puedes reacciones de una forma inapropiada por falta de habilidades para controlar tus emociones
Un ejemplo evidente es el ámbito laboral. Este se caracteriza por la presencia de situaciones en la que existen momentos de estrés, ansiedad, conflictos y desacuerdos que pueden crear un clima de trabajo incómodo e inadecuado. Esto empeora cuando se trabaja con más personas, ya que cada cual tiene sus propias opiniones, decisiones, estilos de trabajo y flujos profesionales.
Para que un equipo de trabajo sea óptimo es necesario que cada integrante se comprometa a colaborar con el equipo, coordinarse en las tareas y objetivos, apostar por una meta única y avanzar al mismo tiempo que el resto. No obstante, esto podría asociarse al desempeño profesional del trabajo y en ocasiones se olvida la parte emocional.
Para cultivar la inteligencia emocional dentro del ámbito laboral es preciso tener en cuenta cinco elementos claves: autoconsciencia, autorregulación, habilidades sociales, empatía y automotivación. Cada una de ellas permitirá que seas consciente de tus propias emociones y cómo las experimentas, así como también si estás transfiriendo alguna situación emocional propia a tu trabajo.
También te permite controlar los impulsos y saber interactuar con las personas sin que tus emociones influyan en esas relaciones, incluso ayuda a identificar las emociones de tu compañero o compañera y puedes establecer una conversación sobre ellas intentando comprender cuáles son sus motivaciones.
En definitiva, gestionar la inteligencia emocional en el trabajo conlleva conocer tus emociones y conocerte mejor, identificar cuáles son nuestras fortalezas y debilidades, observar cómo experimenta tu equipo las emociones y convivir con tu equipo, ya que te aportará la oportunidad de regular tus emociones en la jornada diaria.
También es necesario conocer la relación que existe entre inteligencia emocional y productividad, y es que tu estado de ánimo repercute en tu desempeño laboral. Si te encuentras alegre es muy posible que tengas motivación para afrontar las tareas y tu atención y disposición se enfoquen en conseguir las metas propuestas en tu trabajo.
En cambio, si tienes alguna preocupación en mente, tu atención estará desviada y, por tanto, no estarás pendiente de aquellos aspectos clave de tu tarea.
Por tanto, algunas técnicas que puedes utilizar para gestionar las emociones en el entorno de trabajo se basan en intentar no pensar en aquello que te preocupa. Es posible mezclar temas personales con los profesionales, pero es necesario trabajar para establecer la diferencia entre ambos.
Lo ideal es que los conflictos y problemas que surjan en un contexto, ya sea el personal o laboral, no sobrepasen y se transfieran al otro. Otra de las técnicas es centrar tu atención en la tarea que desempeñas. Si atiendes y dedicas tiempo a tu trabajo podrás evitar que los problemas interfieran.
También ayuda relajarse y respirar hondo. Esto está muy relacionado con liberar tensión que puede seguir en aquellos momentos de estrés y ansiedad propios de tu actividad profesional. Saber controlar y gestionar tus emociones en el ámbito profesional te repercute favorablemente, ya que entre sus beneficios se encuentra una mayor disposición para el trabajo, así como un estado de ánimo positivo ayuda a afrontar la jornada laboral con dinamismo y confianza. También ayuda en la gestión de resolución de conflictos.
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