En los últimos años hemos sido testigos de la creciente importancia y reconocimiento de los aspectos psicológicos en los procesos de salud, enfermedad, bienestar y calidad de vida. Este hecho deriva del conocimiento de la naturaleza compleja y multifactorial de la salud y la enfermedad y de los procedimientos de sanar y enfermar.
Esta naturaleza multifactorial requiere otorgar la debida importancia a todo el conjunto de aspectos cognitivos, afectivos, actitudinales, motivacionales, fisiológicos, conductuales y psicosociales que han de conjugarse en la promoción de la salud y en la prevención y tratamiento de la enfermedad. El reconocimiento de todo este abanico de factores intervinientes ha derivado en la ampliación del modelo médico de salud y enfermedad hacia un modelo integrador de naturaleza biopsicosocial.