Tú no tienes la culpa de que te guste la comida basura
Si a veces sientes un deseo irrefrenable de comerte una pizza o una hamburguesa elaboradas por una de las archiconocidas cadenas de comida rápida, o te apetecen productos azucarados en exceso, no es que seas un glotón o una glotona, es que las empresas saben muy bien los sabores que prefieren los instintos más primitivos de tu cerebro. Por eso, no es de extrañar que, la lista de los diez alimentos más adictivos, esté cuidadosamente estudiada por la industria alimentaria y muchos de ellos los asociemos con el nombre de grandes multinacionales.
Si eres profesional de la nutrición, o simplemente, eres un curioso que quiere saber más sobre el porqué de la afición generalizada a las grasas trans, los azúcares y las harinas refinadas, ¡sigue con leyendo este post!
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Existen muchos factores y motivos por los que a los humanos nos gusta la comida rápida, pero una de las principales teorías se basa en la psicología evolutiva. En resumen, esta viene a decir que hace miles de años, nuestros antepasados buscaban alimentos especialmente calóricos y con alta densidad de grasa para resistir sin comer periodos considerablemente largos para un humano. Además, la energía que se necesitaba para la vida diaria, no es precisamente la que necesitamos hoy en día para afrontar un trabajo sedentario.
Aunque uno de los factores principales por los que nos encanta la comida basura sea el sabor, existen muchos otros que no son tan evidentes. ¡Quédate con nosotros y descúbrelos!
Tres motivos por los que se nos hace la boca agua cuando pensamos comida basura
Si piensas en una pizza recién hecha, una bolsa de patatas fritas crujientes, una hamburguesa con bien de queso, unas galletas de chocolate… ¿No sientes ganas de comer? Sin embargo, si visualizas una manzana, un pescado a la plancha o brócoli al vapor, la sensación no es la misma. Por eso, en este caso, no podemos hablar de hambre, sino de instinto, ansiedad o hambre emocional.
Entonces, ¿por qué nos dan ganas de comernos cualquier cosa poco saludable?
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Se activan los mecanismos de recompensa en el cerebro: consumir este tipo de alimentos provoca sensación de satisfacción, lo que activa la dopamina y esto hace que recibamos el estímulo de la recompensa instantáneamente. Como dato curioso, un estudio reveló que los circuitos neuronales en el sistema de recompensa del cerebro se activaron más cuando los participantes vieron imágenes con comidas dotadas de alto contenido en grasas y carbohidratos. La explicación es que el cerebro lo detecta como alimento más nutritivo y por eso lo desea más.
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Nuestro cerebro sigue patrones de sus antepasados: al hilo de la teoría que plantea la psicología evolutiva, nuestro cerebro asocia estos alimentos con mayor energía y es proclive a querer almacenarla para prevenir periodos de escasez.
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Factores culturales: casi en todas las sociedades y culturas, las celebraciones se hacen alrededor de una mesa, y lo que hay en ella casi nunca es saludable: dulces, fritos, bebidas carbonatadas, alcohol… mientras este tipo de comida se siga viendo como una recompensa o algo especial a lo que acudir para “darnos un capricho” siempre nos resultará más atractiva que la comida saludable.
Desenmascarando los diez alimentos más adictivos
Una vez entendido el porqué de que nos gusten tanto este tipo de alimentos, hay que resaltar sus bajos valores nutricionales y, en muchos casos, hasta nocivos para la salud. La comida basura tiene un alto contenido en grasas, azúcares y sales, lo que la vuelve superatractiva para nuestro paladar y para otros sentidos como el tacto y el olfato. Además, la mayoría de los alimentos chatarra llevan potenciadores del sabor, como el controvertido glutamato monosódico, que los vuelve aún más adictivos.
¡Ahora sí, conoce los diez alimentos más adictivos!
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Chocolate: contiene compuestos como la fenilendiamina y la teobromina, que pueden estimular la liberación de endorfinas, generando una sensación placentera y adictiva.
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Patatas fritas: son altamente palatables debido a su contenido de grasas y sal. Estos alimentos estimulan el centro de recompensa del cerebro y pueden generar una respuesta adictiva.
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Helado: contiene grasas, azúcares y sabores intensos que pueden activar los centros de placer en el cerebro, generando una respuesta adictiva.
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Pizza: combinas grasas, carbohidratos y sabores dulces y salados, lo que desencadena respuestas adictivas y compulsivas.
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Hamburguesas: las hamburguesas suelen ser ricas en grasas, carbohidratos y sabores umami, lo que puede generar una respuesta adictiva y dificultar el control de la ingesta.
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Refrescos azucarados: contienen altas cantidades de azúcar y aditivos, lo que puede estimular los centros de recompensa y generar una adicción al consumo frecuente.
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Galletas: son ricas en azúcares, grasas y aditivos, lo que puede estimular el centro de recompensa y generar una respuesta adictiva similar a otros alimentos ultraprocesados.
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Donas: combina azúcar, grasas y sabores dulces, lo influye de lleno en los centros de recompensa y genera una respuesta adictiva.
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Palomitas de maíz con mantequilla: la combinación ganadora es la de los carbohidratos, grasas y sal, ya que generan adicción extrema.
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Snacks salados: todo tipo de aperitivos, como las patatas fritas, galletitas saladas, nachos… Son altamente palatales debido a su contenido en grasas, sal, sabores intensos y texturas crujientes, generando una respuesta adictiva.
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